lunes, 23 de noviembre de 2009

NIETOS RECUPERADOS QUE NO PUEDEN CASARSE O SALIR DEL PAIS La larga espera por los DNI de la verdad Reconquistaron su identidad tras ser apropiados dur


No se pueden casar. Tampoco votar ni salir del país. Si un policía los para en la calle, deben dar el nombre falso que aún figura en sus documentos, la marca de su apropiación. Para los jóvenes que recuperaron su identidad robada por el terrorismo de Estado, la odisea administrativa para lograr su nuevo DNI es mucho más que un trámite, es la última barrera en el camino a la verdad.

“Cada vez que alguien me pedía un documento para hacer una compra con tarjeta, votar o cuando un profesor tomaba asistencia, sentía que la herida volvía a abrirse”, expresa el nieto recuperado Gabriel Matías Cevasco.

A pesar de los avances en materia de detección de la identidad, aún no llegó al Congreso un proyecto que agilice la obtención de los nuevos documentos para las decenas de hombres y mujeres que acaban de conocer la verdad.

En la actualidad, los jueces aplican el Código Penal, que establece que los papeles oficiales con la nueva identidad pueden realizarse recién después de un juicio oral. Como esto puede tardar años, la mayoría directamente anula la partida de nacimiento durante la instrucción de la causa, apenas llega el resultado de los exámenes genéticos. Siempre y cuando no haya oposición de las partes. El recorrido muchas veces es áspero.

La Justicia le preguntó al nieto recuperado Alejandro Pedro Sandoval Fontana si tenía “algún problema” en usar durante dos años el documento con su identidad falsificada. “¡Claro que tengo!”, respondió ante la insólita sugerencia.

En septiembre pasado, una audiencia de mediación entre Abuelas de Plaza de Mayo y el Ejecutivo nacional ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos logró el compromiso del Gobierno de avanzar en un acompañamiento legal en la búsqueda de los hijos de desaparecidos. Uno de los puntos del acuerdo amistoso fue la creación de una unidad especial dentro de la Secretaría de Derechos Humanos que colabore en la aceleración de los trámites en los registros. El área ya se conformó y espera al nieto número 100.

ALEJANDRO PEDRO SANDOVAL FONTANA: “Ahora que sé quién soy, pido mis datos reales”

Alejandro Pedro Sandoval Fontana conoce su identidad desde hace más de tres años. Sin embargo, en su documento lleva el apellido del hombre que lo arrancó de los brazos de su mamá. Su trámite está trabado en la Cámara de Casación porque su apropiador, Víctor Rei, apeló la sentencia e insistió en que Alejandro es su hijo biológico.

–Los análisis reconocen que sos hijo de Liliana Fontana y Pedro Sandoval; se probó que Rei te apropió. ¿Por qué no tenés tu documento?


–Porque Rei apeló para demostrar que tiene poder, por maldad pura. Está detenido pero en mi persona y en la Justicia sigue demostrando que tiene el poder. Yo no puedo cruzar la frontera porque hay una orden que le impide a Alejandro Adrián Rei salir del país. Soy prisionero de Rei. Al apelar me dejó preso también a mí, que soy la víctima.

–¿Qué dicen los jueces?

–Fui seis veces a Casación y no me querían recibir. Recién la última vez me dijeron que se pueden tomar dos años para resolverlo y me preguntan si yo tendría algún problema de usar este documento. ¡Claro que tengo! Si no para qué fui.

–¿Qué problemas te genera?

–No puedo tener mi documento a nombre de Alejandro Sandoval Fontana y tampoco puedo tramitar nada nuevo a nombre de Alejandro Rei porque reproduciría un documento falso. En el auto no tengo cédula azul, no me puedo casar. Si tengo un hijo debería ponerle el apellido de la madre. El Estado te prohíbe portar documentos falsos y yo todos los días cometo un delito por culpa del Estado. Es una contradicción absoluta. Tardé dos años en asumir que soy Alejandro Sandoval Fontana y ahora que tomé mi identidad ya sé quien soy, sólo pido que me respeten, que pongan mis datos reales.

GABRIEL MATÍAS CEVASCO: “El juez se negó a renovar mi documento”

Gabriel Matías Cevasco fue el primer nieto restituido en declarar en la causa por la práctica sistemática de robo de bebés durante la última dictadura militar. El joven, que recuperó su identidad en 2000, dio su testimonio con el nombre falso porque la propia Justicia aún no lo había autorizado a renovar sus documentos.

–¿Cómo fue ese tiempo desde que conociste tu identidad hasta que estuvo reconocida en los papeles?

–Largo. Fueron dos años en los que estaba a medio restituir. Sabía quién era, conocí a mi padre y a mi familia, pero la Justicia no me restituía mi identidad legal. La identidad está representada en ese papel. Esos “papeles” son los que nos dan derechos y obligaciones en una sociedad donde sin el documento no existimos. Documentos falsos encubrieron a cientos de criminales nazis de la Justicia. En nuestro caso, nos escondieron de nuestras familias y los usaron como títulos de propiedad.

–¿Qué trabas encontraste en la Justicia?

–El juez Martín Suárez Araujo se negó a renovar mi DNI y apelé a la Cámara. Allí expliqué lo contradictorio que era después de 25 años de apropiación saber mi verdadero nombre y aun así tener que usar el DNI falso cuando ya estaba probado con un contundente ADN quién era yo. Uno de los jueces me dijo que ya tenía lo más importante: “Querías encontrar a tu familia y ya la encontraste. La cuestión del nombre es administrativa. Tu identidad es una cuestión cultural”. Pero con lo que nos pasó, el nombre no es sólo veinte letras sino la síntesis de vos mismo. Simplificar la identidad a un caso administrativo es ser indiferente al padecimiento diario de la persona que sufrió este delito. Con mi esposa no queríamos que quede embarazada hasta tanto no pudiera renovar el DNI, porque si no íbamos a continuar con el apellido falso incluso en nuestros hijos.

esta es la nota que salio del diario Critica del día 22 de noviembre del 2009